Río revuelto
Por Tomás Eliaschev
La construcción de una represa que inundaría una superficie equivalente a la mitad de la ciudad de Buenos Aires era un secreto a voces en la provincia de Corrientes. Pero los datos que circulaban a través de los medios locales eran escasos. El motivo de tanto sigilo: el proyecto es encarado por José Antonio Aranda, vicepresidente del Grupo Clarín, y por el multimillonario húngaro George Soros. Dos nombres influyentes en el mundo del poder y del dinero.
Su intención es transformar el bello Arroyo Ayuí Grande en una represa que sepultará bajo agua 8.000 hectáreas en la localidad de Mercedes para regar 20 mil hectáreas de arroz, un negocio aparentemente muy redituable. La ambiciosa iniciativa cuenta con una particularidad: si se concreta, serán los primeros empresarios que se apoderan de un curso de agua, que es de dominio público. A pesar de la envergadura de la obra, hasta el 8 de agosto pasado este hecho no había llegado al debate público. Pero a partir de su difusión en Tiempo Argentino el tema tomó una dimensión nacional. “Muchos medios de la provincia no quieren difundirlo. Acá la cosa está bastante amordazada”, comentó a Veintitrés Enrique Lacour, de la Fundación Iberá, que coordina a otras veinte organizaciones no gubernamentales que defienden el medio ambiente. No es para menos: si el proyecto avanza, se perderían 137 bosques en galería (en ambas orillas del arroyo) y numerosas especies nativas de flora y fauna.
“Venimos luchando hace cinco años y el gobierno provincial quiere autorizar la represa, aunque es ilegal –apuntó el dirigente ambientalista–. Vamos a recurrir a la Justicia con un recurso de amparo cuando la obra empiece: según ellos, será el mes próximo. Están complicados, están fuera de la ley, aunque convencieron al Poder Ejecutivo provincial de que lo pueden llevar a cabo.” Antes de dejar la gobernación, Arturo Colombi autorizó por decreto un nuevo ordenamiento territorial de bosques que la Legislatura convalidó.
Los empresarios interesados son Aranda, al frente de la empresa Copra SA, y Soros, dueño de Adecoagro. Los campos de estos dos magnates son linderos y están separados por el Arroyo Ayuí Grande, el curso de agua que quieren embalsar para incrementar la producción de arroz hasta llegar a las 120 mil toneladas al año, que se exportarían a Venezuela y, en menor medida, a Brasil. Los voceros de la empresa sostienen que si bien habrá “impacto ambiental”, se crearán 1.500 puestos de trabajo, directa o indirectamente. Además, plantean que no se están apropiando del agua, sino que les están dando “una concesión”. Sin embargo, vecinos y ambientalistas denuncian que la creación de mano de obra es relativa y que lo que están haciendo es ilegal. De todas maneras, confían en frenar la obra: “Hasta ahora los paramos mediáticamente, por eso necesitamos de la difusión nacional de nuestra denuncia. Ahora esperamos pararlos judicialmente”, confió Lacour, quien, a pesar del cerco mediático local, logró “agrupar a un grupo de vecinos que está en contra de este atropello”. Para seguir con la lucha los vecinos formaron un sitio (http://ennombredelayui.blogspot.com ), donde difunden material sobre el tema. Y alimentan la esperanza.
La construcción de una represa que inundaría una superficie equivalente a la mitad de la ciudad de Buenos Aires era un secreto a voces en la provincia de Corrientes. Pero los datos que circulaban a través de los medios locales eran escasos. El motivo de tanto sigilo: el proyecto es encarado por José Antonio Aranda, vicepresidente del Grupo Clarín, y por el multimillonario húngaro George Soros. Dos nombres influyentes en el mundo del poder y del dinero.
Su intención es transformar el bello Arroyo Ayuí Grande en una represa que sepultará bajo agua 8.000 hectáreas en la localidad de Mercedes para regar 20 mil hectáreas de arroz, un negocio aparentemente muy redituable. La ambiciosa iniciativa cuenta con una particularidad: si se concreta, serán los primeros empresarios que se apoderan de un curso de agua, que es de dominio público. A pesar de la envergadura de la obra, hasta el 8 de agosto pasado este hecho no había llegado al debate público. Pero a partir de su difusión en Tiempo Argentino el tema tomó una dimensión nacional. “Muchos medios de la provincia no quieren difundirlo. Acá la cosa está bastante amordazada”, comentó a Veintitrés Enrique Lacour, de la Fundación Iberá, que coordina a otras veinte organizaciones no gubernamentales que defienden el medio ambiente. No es para menos: si el proyecto avanza, se perderían 137 bosques en galería (en ambas orillas del arroyo) y numerosas especies nativas de flora y fauna.
“Venimos luchando hace cinco años y el gobierno provincial quiere autorizar la represa, aunque es ilegal –apuntó el dirigente ambientalista–. Vamos a recurrir a la Justicia con un recurso de amparo cuando la obra empiece: según ellos, será el mes próximo. Están complicados, están fuera de la ley, aunque convencieron al Poder Ejecutivo provincial de que lo pueden llevar a cabo.” Antes de dejar la gobernación, Arturo Colombi autorizó por decreto un nuevo ordenamiento territorial de bosques que la Legislatura convalidó.
Los empresarios interesados son Aranda, al frente de la empresa Copra SA, y Soros, dueño de Adecoagro. Los campos de estos dos magnates son linderos y están separados por el Arroyo Ayuí Grande, el curso de agua que quieren embalsar para incrementar la producción de arroz hasta llegar a las 120 mil toneladas al año, que se exportarían a Venezuela y, en menor medida, a Brasil. Los voceros de la empresa sostienen que si bien habrá “impacto ambiental”, se crearán 1.500 puestos de trabajo, directa o indirectamente. Además, plantean que no se están apropiando del agua, sino que les están dando “una concesión”. Sin embargo, vecinos y ambientalistas denuncian que la creación de mano de obra es relativa y que lo que están haciendo es ilegal. De todas maneras, confían en frenar la obra: “Hasta ahora los paramos mediáticamente, por eso necesitamos de la difusión nacional de nuestra denuncia. Ahora esperamos pararlos judicialmente”, confió Lacour, quien, a pesar del cerco mediático local, logró “agrupar a un grupo de vecinos que está en contra de este atropello”. Para seguir con la lucha los vecinos formaron un sitio (http://ennombredelayui.
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